Un hombre del pueblo de
Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A
la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida
humana.
Y dijo que somos un
mar de fueguitos.
- El
mundo es eso – reveló
-.
{Un montón de gente,
un m a r d e f u e g u i t o s . }
Cada persona brilla con luz propia entre todas
las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y
fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni
se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida
con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se
acerca,
se e
n c i e n d e.
2 comentarios:
Que bonito me parece. Hermosas palabras y me gusta la manera de pensar.
Besos
Te fascina Galeano al parecer, bien por eso..lindo post
Bendiciones...
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