utopía andante | melómana incurable | cinéfila | adicta a los libros | hija de escritores | alma de artista

triste intento de fotógrafa | chef principiante | algún día periodista y traductora

Los que se arriesgan a leer mi locura:

Crono(lógica)mente.

24/11/13

Noche eterna.

¿Nunca sintieron que de verdad les va todo mal, y que no aguantan más porque tienen que hacer demasiadas cosas? Probablemente lo hayan sentido muchas veces. Las dos últimas semanas fueron tremendamente exhaustivas para mí. Estoy en época de exámenes finales, sumándole a eso que mi colegio tiene doble turno: literalmente, estudiaba desde que me despertaba hasta que me acostaba. En un momento realmente creí que me iba a explotar la cabeza, estaba demasiado estresada. A todo esto agréguenle que estoy terminando mi penúltimo año, y tengo que empezar a decidir desde ya que voy a hacer el próximo: si me mudo a otra ciudad mejor para estudiar, si me quedo aquí para no causar trastornos a mi familia, o si me voy de intercambio a Inglaterra. Y las tres opciones tienen sus pro y sus contras.
Resulta que hace un poco más de un mes, me enteré que el 23 de noviembre llegaban a mi ciudad Divididos y Bersuit Vergarabat (dos de mis bandas favoritas) y que la entrada era gratis. El tema es que había que comprar una cerveza, podías tener la suerte de que en la cerveza te viniera la "tapita ganadora", y recién ahí podías ir a canjearla... ¿Conclusión? Era 22 de noviembre y yo no tenía mi entrada. Yo, que había estado todo este tiempo con mi mente puesta en ese mágico día 23, y no podía esperar para ver a esas bandas, no tenía entrada... además, casi ninguno de mis amigos había conseguido una, así que ni siquiera tenía con quienes compartirlo.
Pero muchas veces las cosas cambian. El viernes a la mañana una de mis mejores amigas me envía un mensaje de texto:

- Ceci, ¿vas a ver a Divididos?
+ No creo Sofi, no tengo mi entrada... ¿Vos vas?
- ¡Por eso te preguntaba! Yo te conseguí una entrada porque pensé que quizá no tenías. Nos juntamos con todas las chicas el sábado a la tarde para ir, y cuando mi papá nos va a buscar te llevamos a tu casa.


¿Pueden creer? En un minuto cambió todo. Rendí todos los finales en el colegio y me fue más que bien, y cuando volví a la tarde me preparé para ir a juntarme con mis amigos. Pasamos una noche hermosa escuchando música, riéndonos, viendo películas, teniendo charlas filosóficas bajo las estrellas a las cuatro de la mañana... Al otro día, nos levantamos y desayunamos afuera. Realmente quería detener ese momento y que durara una eternidad: estar con mis amigos en un lugar hermoso, disfrutando de las pequeñas alegrías de la vida.
Llego a mi casa y mi mamá me estaba esperando para almorzar, así después me iba a encontrar con mis otras amigas (hay que aclarar que sin ayuda de mi mamá, no hubiera sobrevivido estas últimas semanas, ni toda mi vida). Llegamos a las cinco de la tarde al festival. Conocí artistas a los que nunca les había prestado mucha atención, y realmente me gustaron mucho. Fui encontrándome con todos mis amigos, y armamos un grupo grande para estar todos juntos durante los shows de las bandas principales.
Cuando empezó Divididos, estábamos lejos y tuvimos que ir acercándonos de a poco como pudiéramos. Mi amigo me subió a sus hombros durante las primeras canciones, y después nos fuimos acercando más y más. Me emociona demasiado ver a las bandas que quiero. Canté, bailé, grité, me reí, y lloré como nunca. Va mucho más allá de la música: cuando quiero a un artista lo quiero por su forma de ser, por dejar el alma en cada recital y realmente amar lo que hace. Además, Divididos tiene algo muy especial: sus integrantes pertenecían a Sumo, una gran banda de rock argentina. Tristemente la voz principal de esta banda falleció en el año 87, y el grupo se disolvió. Dos de esos chicos, Ricardo Mollo y Diego Arnedo, decidieron que no iban a dejar que el dolor los consumiera, y formaron Divididos. Escuchar su música, estar con las personas que más quiero, mirar al cielo y ver a la luna, todo en el mismo instante... no tiene precio. 

Hay noches que merecen ser eternamente recordadas.
Y sin lugar a dudas, el 23/11/13 queda para siempre en mi piel.


Un recital de Divididos para los quieran conocer un poquito a la banda.

3 comentarios:

G. dijo...

Me alegro mucho que hayas podido ir, noches inolvidables, lo comprendo :D

Itahisa Alfageme Marrero dijo...

Me alegro de que te lo hayas pasado tan bien, un besito :)

Miriam dijo...

Estoy de acuerdo con que hay noches que merece la pena recordar
besis