Yo buscaba el rumbo de regreso sin quererlo encontrar.
Pie detrás de pie, iba tras el pulso de claridad.
La noche cerrada, apenas se abría, se volvía a cerrar.
Un faro quieto nada sería.
Guía, mientras no deje de girar.
No es la luz lo que importa en verdad, son los 12 segundos de oscuridad.
Para que se vea desde alta mar...
De poco le sirve al navegante que no sepa esperar.
Pie detrás de pie, no hay otra manera de caminar.
La noche del Cabo revelada en un inmenso radar.
Un faro para, sólo de día. Guía, mientras no deje de girar.
No es la luz lo que importa en verdad, son los 12 segundos de oscuridad.
12 segundos de oscuridad.
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