INSTRUCCIONES
PARA LLORAR
Dejando de lado los
motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un
llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su
paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una
contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y
mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno
se suena enérgicamente.
Para llorar, dirija la imaginación hacia usted
mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en
el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del
estrecho de Magallanes en los que no entra
nadie, nunca.
Llegado el llanto, se tapará con decoro el
rostro usando ambas manos con la palma hacia dentro. Los niños llorarán con la
manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto.
Duración media del llanto, tres minutos.
INSTRUCCIONES PARA CANTAR
Empiece por romper los
espejos de su casa, deje caer los brazos, mire vagamente la pared, olvídese. Cante una sola nota, escuche por dentro. Si oye (pero esto
ocurrirá mucho después) algo como un paisaje sumido en el miedo, con hogueras
entre las piedras, con siluetas semidesnudas en cuclillas, creo que estará bien
encaminado, y lo mismo si oye un río por donde bajan barcas pintadas de
amarillo y negro, si oye un sabor de pan, un tacto de dedos, una sombra de
caballo.
Después compre solfeos y un frac, y por favor
no cante por la nariz y deje en paz a Schumann.
INSTRUCCIONES-EJEMPLOS SOBRE LA FORMA DE TENER MIEDO
En un pueblo de Escocia venden libros con una
página en blanco perdida en algún lugar del volumen. Si un lector desemboca en
esa página al dar las tres de la tarde, muere.
En la plaza del Quirinal, en Roma, hay un
punto que conocían los iniciados hasta el siglo XIX, y desde el cual, con luna
llena, se ven moverse lentamente las estatuas de los Dióscuros que luchan con
sus caballos encabritados.
En Amalfi, al terminar la zona costanera, hay
un malecón que entra en el mar y la noche. Se oye ladrar a un perro más allá de
la última farola.
Un señor está extendiendo pasta dentífrica en
el cepillo. De pronto ve, acostada de espaldas, una diminuta imagen de mujer,
de coral o quizá de miga de pan pintada.
Al abrir el ropero para sacar una camisa, cae
un viejo almanaque que se deshace, se deshoja, cubre la ropa blanca con miles
de sucias mariposas de papel.
Se sabe de un viajante de comercio a quien le
empezó a doler la muñeca izquierda, justamente debajo del reloj pulsera. Al
arrancarse el reloj, saltó la sangre: la herida mostraba la huella de unos
dientes muy finos.
El médico termina de examinarnos y nos
tranquiliza. Su voz grave y cordial precede los medicamentos cuya receta
escribe ahora, sentado ante su mesa. De cuando en cuando alza la cabeza y
sonríe, alentándonos. No es de cuidado, en una semana estaremos bien. Nos
arrellanamos en nuestro sillón, felices, y miramos distraídamente en torno. De
pronto, en la penumbra debajo de la mesa vemos las piernas del médico. Se ha subido los pantalones hasta los muslos, y tiene medias de
mujer.
INSTRUCCIONES PARA SUBIR UNA ESCALERA
Nadie habrá dejado de
observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube
en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca
paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se
repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables.
Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la
derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un
peldaño o escalón.
Cada uno de estos peldaños, formados como se
ve por dos elementos, se sitúa un tanto más arriba y adelante que el anterior,
principio que da sentido a la escalera, ya que cualquier otra combinación
producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de
una planta baja a un primer piso.
Las escaleras se suben de frente, pues hacia
atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural
consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza
erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente
superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una
escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha
abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe
exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para
abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también
llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola
a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño,
con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los
primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación
necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la
explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el
pie.)
Llegado en esta forma al segundo peldaño,
basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de
la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la
fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.
PREÁMBULO A LAS INSTRUCCIONES PARA DAR CUERDA AL RELOJ
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te
regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire.
No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy
felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de
rubíes;
no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la
muñeca y pasearás contigo. Te regalan —no lo saben, lo terrible es que no lo saben—,
te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero
no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito
desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda
todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te
regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las
joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico.
Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo
roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la
seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a
comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del
reloj.
INSTRUCCIONES PARA DAR CUERDA AL RELOJ
Allá en el fondo está la muerte, pero no tenga
miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda,
remóntela suavemente.
Ahora se abre otro plazo, los árboles
despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se
va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la
sombra de una mujer, el perfume del pan.
¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto
a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra
las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las
venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus pequeños rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos
antes y comprendemos que ya no importa.
JULIO
CORTÁZAR. Fragmento del “Manual de Instrucciones”, del libro Historias de Cronopios y de Famas.
11 comentarios:
Que bonito. un saludo :)
ASí es, necesitamos instrucciones para hacer todo lo contrario a lo que indican las convenciones, y que todo sea primer vez. Beso
Solo había leído antes el de las escaleras y me pareció absolutamente genial. Sin duda, tengo pendiente leer el libro :D
No había leído ninguno!
<3
¡Sabio y poético nuestro amigo Cortázar! Casualmente acabo de leer una reseña sobre un libro suyo en otro blog... jaja ¡qué coincidencia! El señorito Julio me persigue ;)
Un abrazo y pásate cuando quieras :3
Hola, linda! cuanto tiempo sin pasarme... :)
Me encanta esto de "instrucciones para..." Una vez no hace mucho estuve en un taller de escritura y uno de los ejercicios que nos hicieron hacer fue un manual de instrucciones, fue divertido.
Espero que estés genial. Un abrazo!
Preciosa entrada. Siempre me ha gustado muchísimo el fragmento de como subir las escaleras. :)
Hola Cesi<3
No sabes cuanto me alegra volver a leerte, he estado u tiempo sin blogger -una tortura- pero ya estoy de vuelta:D Cortazar simple y sencillamente es perrrfecto me encanta Rayuela y todas sus obras, besos<3
Desde: http://dimisitmonstraespd.blogspot.com/
Cómo me gusta Cortázar... era y sigue siendo un grande... poesía de lo cotidiano
Holaaa!! No conocía ninguno, el que más me ha gustado ha sido el primero de instrucciones para llorar, qué bonito, aunque usualmente yo tardo más de 3 minutos... mucho más xD
Un besote guapa <3
Nunca había leído esto, es muy genial y me encanta que lo hayas compartido.
Muchas gracias por pasarte por mi blog linda, besos.
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